Somos mamíferas y, como tales, somos seres sociales. Si preguntas a tu madre, tías, abuelas cómo lo hacían para sacar adelante a sus criaturas, seguramente te responderán diciendo que sentían que tenían comadres cerca con las que poder contar en caso de necesitarlo. Las familias vivían más cerca unas de otras, las vecinas siempre estaban dispuestas a echar una mano y las amigas estaban en el mismo barrio, por lo que era fácil sentir el cuidado de la tribu.

Hoy en día es muy diferente a cómo era antes. En esta sociedad cada vez más individualista, donde priman las prisas, el consumismo y la productividad, es complicado encontrar apoyo cercano. Como consecuencia, las mujeres, muchas veces, transitamos la etapa vital del embarazo y del posparto más solas de lo que nos gustaría. La crianza de nuestras criaturas se nos hace cuesta arriba porque sentimos que no lo estamos haciendo bien y las infinitas dudas o preocupaciones se nos van acumulando en la cabeza. Terminamos, por tanto, sintiéndonos abrumadas e incapacitadas para criar.

Es quizás, cuando un día una amiga comadre nos llama para saber cómo estamos, que nos damos cuenta de la importancia de sentirse acompañada durante la maternidad. Maternar debería ser un acto conjunto, rodeadas de otras mujeres que nos hagan sentir que lo que estamos viviendo es normal. Donde se acepte y se valide nuestra forma de criar a nuestros bebés. Donde poder soltar toda la carga sin miedo a sentir rechazo.

Porque la maternidad debería ser vivida en Tribu.

Si sientes que esta nueva etapa está siendo demasiado dura para ti y crees que necesitas ayuda, en Mi Tribu Perinatal estaré encantada de caminar a tu lado. Porque, a veces, es necesario un acompañamiento psicológico que nos ayude a salir de la oscuridad. Un abrazo.