¿Sabías que la leche materna está relacionada con la sangre? Sí, es cierto. La leche materna es producida por las glándulas mamarias a partir del flujo sanguíneo de la madre. De hecho, la leche materna contiene células sanguíneas y componentes del sistema inmunológico de la madre, lo que la convierte en una sustancia única y especialmente adaptada a las necesidades del bebé. Contiene todos los nutrientes necesarios para el crecimiento y el desarrollo adecuado del bebé, incluidos una amplia variedad de proteínas, grasas y carbohidratos esenciales, factores de crecimiento y hormonas que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico del bebé y a protegerlo contra enfermedades e infecciones. La ciencia nos ha demostrado que dar el pecho tiene beneficios a largo plazo para la salud del bebé, como reducir el riesgo de obesidad y enfermedades cardíacas.
Pero, ¿cómo es posible que la leche materna sea tan adaptada a las necesidades del bebé en cada momento? La producción de la leche materna es altamente compleja. Controlada por la hormona prolactina y otras hormonas, la leche es producida y almacenada en los alvéolos mamarios y es expulsada por la acción de la oxitocina durante la lactancia. Por ejemplo, la leche producida al principio de la lactancia es conocida como calostro. Es muy concentrado, está repleto de proteínas y tiene una alta densidad de nutrientes, por lo que con solo una pequeña cantidad conseguirás saciar el diminuto estómago de tu bebé. Esto es especialmente importante durante los primeros días de vida del bebé, cuando es más vulnerable y necesita una mayor cantidad de nutrientes para su correcto desarrollo.
¿Y por qué es esto importante desde la perspectiva de la Psicología Perinatal? Para empezar, dar el pecho puede ser una experiencia muy emotiva y significativa para la madre. Suele ser un momento de conexión profunda con el bebé y una forma de proporcionarle alimento y cuidado que facilita el vínculo madre-bebé. Además, dar el pecho tiene beneficios para la salud física y mental de la madre, como reducir el riesgo de depresión postparto y promover la recuperación del cuerpo después del parto.
A veces, sin embargo, dar el pecho puede ser un desafío. Pueden salir grietas por un agarre inadecuado, mastitis y terminar con un bebé cansado y con hambre al no poder obtener el alimento que tanto desea y necesita. Esto resulta frustrante y puede afectar en la confianza de la madre en su capacidad para cuidar a su bebé. En estos casos, es importante contar con el apoyo y la orientación de un profesional formado en lactancia que entienda las particularidades de la lactancia materna. Con la ayuda adecuada, dar el pecho puede ser una experiencia gratificante y beneficiosa tanto para la madre como para el bebé.